El elemento que logra escuchar crece y se nutre de la conversación y la visión popular, así como de la conciencia social. Aunque este elemento puede parecer abstracto y conceptual, su presencia es real y se manifiesta como un ser que nos pertenece, conectándonos a través del tiempo y el espacio.

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Nacemos con el instinto de escuchar, un sentido que nos une como humanidad y nos permite entendernos mutuamente. La búsqueda y el encuentro de nuestra identidad son el resultado de destellos pulidos, que surgen después de desgastar una pieza en un proceso de introspección y autoconocimiento. Esta metamorfosis revela nuestra esencia, permitiendo que la luz brille a través de nosotros y conectándonos con los demás en un nivel más profundo.